TAILANDIA
- Carlos Lara
- Jan 26, 2018
- 5 min read
A principios de junio de 2017, uno de mis mayores sueños se cumplió y ahora os explicaré porqué.

Desde que era pequeño, el sudeste asiático siempre me había llamado la atención, y siendo honesto, las razones no estaban muy claras. Desde la comida, pasando por la cultura y la religión, hasta los hermosos paisajes decorados con aguas turquesas... no había ni un sólo detalle que me echara para atrás a la hora de querer conocer estos lugares.
Antes de ir a la agencia de viajes, intenté investigar por mi cuenta que lugares había que visitar y me sorprendió saber que eran demasiados para los 8 días que íbamos, pero bueno, al final decidimos pasar 3 días en Bangkok y 4 en Phuket. Este país también es conocido por una zona en el norte muy rural y salvaje denominada Chiang Mai, la cual es preciosa ya que tienes acceso a una visión más real del país, pero a la cual no accedimos a ir debido a que uno de sus mayores atractivos turísticos son las actividades con animales, los cuales se encuentran muchas veces en unas condiciones deplorables y extremas, y por si aún no lo sabíais, soy un amante de los animales (a excepción de los anfibios).
Bangkok:



Siguiendo con nuestro viaje, nada más aterrizar en Bangkok recuerdo sentir la humedad y el calor de esta gigantesca ciudad, el pequeño flashback de haber llegado a Colombia por un momento se hizo realidad a pesar del intenso olor a especias en cada esquina de la ciudad.

Llegamos a nuestro hotel situado relativamente en el centro de la ciudad, y déjame decirte que Bangkok me impresionó por su enorme tamaño, su multiculturalidad, su pasión por la comida, sus enormes templos, la alegría de sus gentes y la preciosidad de algunas de sus calles junto a los famosos mercados. Hablando de las cosas positivas, me encantó visitar los templos reales con sus doradas cúpulas y observar lo diferente que era la arquitectura budista. El poder conocer otras culturas y ver cómo vive la gente a tantos kilómetros de tu hogar es todo un privilegio! Me encantó ver por primera vez en mi vida a gente rezando y practicando una religión tan diferente a la que mis cercanos practican. La comida también era genial, a veces demasiadas especias que cansaban el paladar, pero los sabores evocaban recuerdos. Los paseos en bicicleta nocturnos nos permitieron conocer a una familia hindú majísima que salvó a nuestra madre de una patosa caída, un momento épico del viaje pero no tan gracioso para ella, sin embargo; mi interior se sigue riendo a todo pulmón. Los paseos en barco por el río que atraviesa la ciudad y observar el atardecer son cosas que no se pueden pagar con dinero. Otra experiencia muy recomendable es el mercado flotante, es brutal!!! Lo que se siente al ir en bote propulsado a motor por los canales rodeados de selva es brutal, las diferentes comidas, sabores, la enorme calidad de sus productos frescos y el arcoíris que formaban las frutas...inolvidable. En cuanto al mercado del tren, te pueden venir bien un par de pinzas para taparte la nariz, la vivencia es interesante y bonita, pero el olor puede producirte una jaqueca considerable.


Hablando ahora de algún aspecto negativo, no hay que olvidar que Tailandia sigue siendo un país en vías de desarrollo caracterizado por la desigualdad social, la desorganización, el caos vehicular, la suciedad en gran parte de las calles, a veces la falta de higiene...etc. A pesar de que Bangkok es una ciudad muy segura, cosas que resaltasen o que valiesen la pena visitar eran pocas, ya que una vez que has pisado un mercado has pisado todos (muy buenas gangas por cierto), la prostitución confieso que me asustó! Nunca había visto a chicas tan jóvenes ejerciendo, probablemente bajo el yugo de mafias y trata de blancas, hay que seguir luchando por cambiar esta situación. También me sorprendió el bajo nivel de inglés de la mayoría del sector hotelero, ya que al ser un lugar tan turístico choca un poco.
Antes de pasar a Phuket, tengo que decirte que Tailandia es una muy buena oportunidad para comprar toda clase de imitaciones y ropa barata, al cambio con el euro sales ganando. La experiencia de regatear con tu madre es única.
Phuket:


Un pequeño avión de Air Asia despega de Bangkok a eso de las 7 de la mañana, al cabo de unas 2 horas al observar por la ventana de tu asiento sientes que te has teletransportado al mundo Avatar y has llegado a Pandora. Enormes islotes flotantes, aguas cristalinas, arena anaranjada, jungla, calor... Phuket prometía desde un principio ser el paraíso que en realidad es. Esta vez en un muy buen hotel, disfrutamos de 4 días, como dice mi madre, al sol y al agua. Al levantarnos por la mañana disfrutábamos de las frutas tropicales que ofrece la isla y también de cada sonrisa que los tailandeses mostraban al decir gracias. Nuestro hotel se hallaba cerca de Karon Beach, una playa que rápidamente entró en mi top 5 de lugares más bonitos en los que he estado. La fuerza de sus olas, el azul turquesa, las palmeras...todo me enamoró. El mismo día que llegamos, a pesar del sol radiante matutino, llovió a cántaros por la tarde, pero eso no nos frenó para dar un paseo por la isla y conocer nuevos lugares, fue una tarde increíble.

Los imprescindibles de Phuket son las playas situadas al oeste de la isla, ya que la parte este afectada por el tsunami de 2004 aún no ha recuperado la belleza de sus playas; también sus mercados, restaurantes y si quieres fiesta, adéntrate en Patong Beach, cuyo ambiente puede ser un poco fuerte si no estas preparado para encontrarte literal cualquier cosa. En esos 4 días visitamos también la famosa Bahía de James Bond, un lugar mágico lleno de naturaleza el cual inspiraba tranquilidad. Lo que más me gustó de esta zona del país fueron las islas Phi Phi, y no te miento si pienso que el cielo tiene que ser algo muy parecido a esto, el azul impresionante y cegador de sus aguas, la fuerza del Índico azotando sus costas, la vegetación densa en sus cumbres, los animales en libertad...todo, lugar que también estremece al saber que fue el punto de impacto del tsunami, en estas playas se rodó la película de Lo Imposible, lo que provocó aún más emoción.
En conclusión, un país lleno de buena gente, sabores únicos, cultura, amor por su religión, optimismo y muy buen rollo. Si tienes la oportunidad, escápate!! Eternamente agradecido con mis padres por permitirme esta oportunidad.
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