Mi vida en Estados Unidos.
- Carlos Lara
- Dec 16, 2017
- 2 min read
El 18 de septiembre empezaba una nueva aventura en mi vida, decidí tomarme un Gap Year y venirme a vivir a Chicago durante un año, y a pesar de que las experiencias vividas son en su mayor parte positivas, hoy vengo a contaros la cara oscura de esta gigantesca metrópoli.

Como ya sabíais, yo he crecido y vivido siempre en ciudades pequeñas, Palencia es el mejor ejemplo de ello, una ciudad en la que te conocen y conoces al 80% de la gente con la que te cruzas a diario, y a pesar de que en mi pueblo dicen que "ciudad pequeña, infierno grande", una vez llegas a un monstruo de hormigón como esta ciudad, lo echas muchísimo de menos.
Desde que tengo uso de razón siempre he querido vivir en una ciudad grande y llena de gente, pero poco a poco la convivencia con la gente de Chicago me ha permitido observar que no es oro todo lo que reluce.

A pesar de ser una ciudad preciosa, llena de actividades, vida nocturna, compras, ocio, parques y su inolvidable lago Michigan que otorga esa sensación de ciudad costera; Chicago es también una ciudad muy segregada racialmente, peligrosa si te mueves por el oeste o el sur, y donde las diferencias sociales son muy notables en comparación con otras capitales europeas que he visitado. Un paseo por el norte de la ciudad te lleva a imaginarte que eres Sarah Jessica Parker en Sexo en Nueva York, casas de miles de dólares, gente vestida en Prada paseando a su perro miniatura ocultando lo podredumbre existente en la sociedad americana.
Empecemos por lo positivo: Pasear por las calles del Downtown observando los enormes rascacielos, las tiendas llenas de ropa preciosa, la gente en sus frenéticos viajes hacia el trabajo, el Millenium Park brillando con sus extravagantes monumentos, sentirte un personaje más de Shameless cuando te subes al metro, el norte de la ciudad es precioso, lleno de vida nocturna y fiesta, los paseos por Lincoln Park, Boystown, Lake View... Vale la pena conocer estos lugares.
Si nos vamos a los aspectos negativos de la ciudad aquí podemos añadir en primer lugar el clima extremo en invierno con temperaturas que llegan a los 25 grados bajo cero, la enorme cantidad de mendigos y gente sin hogar deambulando por las calles, el capitalismo en su máximo exponente, mostrándonos una vez más la falta de valores de esta sociedad y su consumismo compulsivo. A veces tampoco es recomendable ir sólo por las noches ya que estas megaciudades no destacan por su seguridad. Pero si existe una cosa que me ha marcado, es las diferencias sociales y económicas entre las diferentes partes de la ciudad, a veces a menos de 500 metros parece que has cambiado incluso de país, pasas de casas republicanas llenas de lujos a barrios afroamericanos o latinos (perdón por la generalización, solo quiero que veáis como tristemente funcionan aquí las cosas) sucios, peligrosos y con un intenso olor a marihuana mezclada con cerveza barata del SevenEleven.
En definitiva, Chicago es un arma de doble filo, te encanta y te enamora si conoces las partes aptas para todos lo públicos, pero una vez te adentras en la realidad de la mayoría de la población el olor a hipocresía y falsedad es intenso.
Espero que os haya gustado chicos!


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