Emociones de madrugada
- Carlos Lara
- Feb 12, 2019
- 2 min read
Mi interior grita en rebeldía, soy una montaña rusa cargada de emociones que siempre se manifiestan cuando al anochecer intento despejar la cabeza y dormir disfrutando de la oscuridad de mi cuarto. Rabia, miedo, inseguridad, felicidad, nostalgia, euforia... sensaciones que se mezclan en mi cabeza y cuyo aroma no me deja concentrarme en dormir. La sensación de vacío en el estómago cada vez que me subo solo a un tren llena los mas recónditos escondites de mi cerebro, inunda mi garganta y cuando estas sensaciones se acentúan con algún que otro psicotrópico se crea un cóctel de explosivos que revienta mientras le envío un mensaje a la persona equivocada en el momento que no toca. Todos, absolutamente todo ser humano sobre este planeta que divaga en el espacio, hemos cometido el clásico error de dejarnos llevar por los placeres momentáneos sin tener en cuenta las consecuencias posteriores; sin embargo, estas acciones son, en mi opinión, lo que mas humanos nos hace.
Si me preguntases en qué se basa mi vida, sería en ilusiones, las cuales me hacen volar en un mundo imaginario que, por mucho que quiera, nunca se hará realidad. Quiero a esa persona, aquí y ahora, pero se merece a alguien que no tenga un corazón partido en dos. La sensación de dar y no recibir es constante, la sensación de abandono lo es aún más; supongo que el origen es el anhelo de felicidad inalcanzable que veo en muchos y no en mí. Claro error de concepto porque... la felicidad no existe, o al menos por ahora.
No quiero que esto suene triste, pero hallo cierto placer en la melancolía de un recuerdo que nunca existió de verdad. Te quiero por intentar quererme, aunque no sea fácil.

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