COLOMBIA
- Carlos Lara
- Feb 12, 2018
- 5 min read
Como ya os comenté en mis primeros post, a pesar de que vivo en España, mi lugar de nacimiento se encuentra a unos cuantos kilómetros de distancia de mi casa actual. Hace dieciocho años dos pulmones comenzaban a respirar en una pequeña ciudad ubicada en el sur de Colombia, llamada Florencia.
Florencia es una ciudad de unos 300 mil habitantes ubicada en una región del país denominada Caquetá, digamos que esta es la "comunidad autónoma" en comparación con España, y es la capital de la misma. A pesar de que su población no es pequeña, para todos los que en su día vivíamos allí o incluso para los que aún siguen viviendo, es un pueblo grande. Y os voy a contar todo el encanto que tiene esta pequeña ciudad ubicada en el comienzo de la selva amazónica. Os dejo por aquí un par de fotos de la tierra que me vio nacer...aunque no crecer.


Este lugar a veces me recuerda a Macondo, el mágico pueblo descrito por el maestro García Márquez en su obra "100 Años de Soledad". La sensación que se siente cuando te bajas del avión y caminas hacia su aeropuerto... es una sensación de haber vuelto a casa, de conectar con tu interior, con tus raíces, con tu gente, con tu familia, con tu ambiente y con tu clima. Hablando de clima, si alguna vez decides aventurarte a ir por allí, prepárate para estar a 30º C con una humedad que ronda el 90%, lidiar con las abundantes lluvias y un pelo encrespado que no te dejará comer tranquilo. Este lugar es conocido como "La puerta de oro de la Amazonía", y es que no te miento si te digo que estamos en la ladera de una cordillera a partir de la cual se extiende una inmensa llanura donde proliferan y viven en armonía una exuberante vegetación acompañada de la más conocida fauna característica de la selva, desde monos, papagayos, serpientes, mariposas, insectos, anfibios con colores que pueden brillar más que el arcoíris o flores cuyas formas y y tamaños orbitan más allá de nuestra imaginación.
A pesar de que este lugar fue un sitio azotado por la época oscura de mi país debido al narcotráfico y las guerrillas, se puede decir que hoy en día las cosas han mejorado y se intenta vivir en paz; sin embargo, no deja de ser un lugar inseguro al que no te recomiendo ir sin compañía.
Pero, lo que destaca de este lugar no es la ciudad en sí, sino sus paisajes, la abundancia de ríos y pozas, piscinas naturales, rutas de senderismo, su fabulosa gente que siempre (y esto te lo aseguro) te recibirá con una sonrisa de oreja a oreja y una enorme actitud de servicio. Su deliciosa comida llena de sabor, sus excelentes productos y materias primas... no tengo palabras en mi cabeza que me permitan expresar todo lo que uno siente al llegar allí.
Quiero dejar claro que en la actualidad, sigue habiendo una enorme lucha entre un pueblo poco concienciado sobre los problemas ambientales y feroces empresas que amenazan con destruir este paraíso terrenal.

Y observando la foto sobre este texto, creo que conociendo el lugar de donde vengo se puede llegar a entender mi manera de ser, mi pasión por la naturaleza y la conexión con la tierra.
Ahora, dejando atrás el lugar donde respiré por primera vez, os voy a contar un poco sobre mi país, al cual hace que no voy ya 3 años, pero siempre que se puede, mi familia y yo hacemos una escapada para visitar a los seres queridos y recordar buenos momentos del pasado, a la par que creamos nuevas memorias para ser recordadas en el futuro.
Por favor, sácate de la cabeza ya todas las ideas que tienes sobre Colombia si te basas en Narcos o en cualquier otra película que errónamente (y nunca entenderé el sentido de las mismas) exaltan los valores de el mismísimo hijo de puta de Pablo Escobar.
Iremos de norte a sur... Empecemos el viaje en el mar caribe, en las islas favoritas de los colombianos para escaparse un fin de semana de la monotonía. El archipiélago de San Andrés te ofrece una experiencia paradisiaca. Aguas cristalinas, palmeras, música reggae en cada esquina, tranquilidad, hotelazos y sabores exquisitos para el paladar. Imprescindibles aquí son las islas de Joniki, Roki Bay, Providencia y Acuario. Os dejo unas fotillos para que os lo imaginéis, yo tuve la suerte de visitar este lugar en el 2014, voy a buscar alguna foto.


Llegando de nuevo al continente, empecemos por la joya caribeña favorita de García Márquez, la cultural e histórica Cartagena de Indias. Un destino turístico por excelencia, debido a la combinación de modernidad, cultura, comida y vida nocturna. Es un sitio obligado si vas a ir a Colombia, pero te recomiendo que disfrutes de playas cercanas como las ubicadas en el Parque Tayrona o en Santa Marta.



Bajando un poco más, desplacémonos a la ciudad más cosmopolita del país, la ciudad de las arepas, de la bandeja paisa, de la gente más simpática y el acento mas identificativo de la región... Medellín. Con 5 millones de habitantes, esta metropoli cuenta con universidades prestigiosas, cultura gastronómica y gente pujante que lucha por sacar adelante su ciudad. Todo un ejemplo a seguir para Colombia. Aquí súbete al teleférico, al metro, descubres sus parques, sus rincones, su arte en diversas galerías, su comida y su enorme industria textil... un buen lugar para irte de tiendas.


Y ya que estás por aquí, no te puedes ir del país sin probar el mejor café del mundo! Su suavidad y aroma son característicos, para mí una de las partes más bonitas del país son el triángulo formado por las ciudades de Armenia, Pereira y Manizales. El llamado Eje Cafetero, donde podrás conocer todo el proceso del mismo, la vida de sus gentes, cómo se trabaja el café, disfrutar de lugares de ocio y contemplar sus hermosos paisajes. Antes de pasar a Bogotá, con la que culminaré el post, cabe mencionar a Cali como la capital de la salsa y la industrialización del país, y la magnífica estela que deja el atardecer en los llanos orientales, tierras ganaderas y hogar del río más bonito del planeta, Caño Cristales. Os dejo una foto de estos últimos junto con las del Eje Cafetero.




Y termino mi post hablando sobre la capital, ya que aunque me quedan muchos lugares que enseñaros, mis tareas aquí en Chicago se acumulan y escribir cuando se ha estropeado la caldera a -15 grados en el exterior congela mis dedos.
Bogotá... ay, querida bestia de 12 millones de almas colapsando el tráfico las 24 horas del día... tengo mucho que decir de ti! A pesar de su ritmo agobiante y las prisas de todo el mundo para llegar a sus trabajos, la ciudad tiene cosas buenas. Dios bendiga sus centros comerciales, cines, tiendas y lugares de ocio... a pesar de haber viajado a muchísimos sitios, NUNCA he estado en un centro comercial como los de Bogotá. Es obligatorio subir a Monserrate para apreciar la vista panorámica de la ciudad, salir de fiesta por la zona T, ir al museo del oro, al museo nacional, pasear por la zona de Santa Clara disfrutando de sus mercadillos y infinitos museos, dejarte perder en sus sabores, dar a comer a las palomas en la Plaza de Bolívar y no perder la cabeza en los atascos.



Muchísimas gracias si has sido capaz de llegar hasta el final del post, suscríbete y prepárate para lo que se viene!
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